Me convertí, por accidente, pasión y oportunidad, en un profesional especialista en el análisis político y la gestión de las percepciones, con particular interés en percepciones de riesgos y el rol de las percepciones públicas en la política de los procesos de políticas públicas.
Desde mis tiempos universitarios solía escuchar a los economistas argumentar que lo que no se mide no existe, mientras como internacionalista y cientista político, pensaba que lo que no se percibe, aunque se trate de un fenómeno o suceso real, no se puede transformar o gestionar, mientras que su influencia y consecuencias además de reales, pueden modificar el curso de diversos procesos humanos, desde la forma en cómo pensamos, sentimos o visualizamos asuntos o problemas de la vida en común, la elección e implementación de una política pública, hasta la decisión de ir a la guerra. Años después, durante mis estudios de posgrado, el tópico de la percepción seguiría acompañando mis reflexiones, primero me adentré en las percepciones sobre lo público en una época en que parecía perder valor social e incluso se percibía como un riesgo, desde asistir a una escuela pública o un servicio público de salud, hasta caminar en la calle; finalmente daría un giro para adentrarme en las “Sonrisas de Maquiavelo en América Latina”, metáfora para identificar distintos tipos de percepciones políticas a través del análisis de las interpretaciones y los usos del florentino en diferentes épocas, desde la Nueva España, la larga noche de las dictaduras, hasta las transiciones a la democracia y el avance del neoliberalismo. Ambos temas siguen formando parte de mi itinerario intelectual. Pero siempre quedaba con la necesidad de traducir las ideas a la práctica, de llevar la reflexión al terreno de la acción. Sin duda una pasión muy maquiaveliana en el más noble sentido de la tradición de la libertad republicana y, de quien fuera considerado un pionero de la psicología política. Así que, desde entonces, como internacionalista y politólogo que trabaja en el ámbito de la gobernanza y el desarrollo internacional desde hace casi 20 años, he dedicado parte de mi carrera a intentar que la gente piense y trabaje políticamente.
¿Lo que no es percibido no existe?
¿A toda percepción corresponde una reacción?
Fue durante la pandemia por la Covid-19, que tuve oportunidad de desplegar esta pasión desde el ámbito de la cooperación sanitaria, como responsable de crear un programa especial sobre percepciones y comunicación de riesgos en la OPS/OMS México. Una experiencia que realmente me enseñó la necesidad de cerrar brechas entre la investigación científica y su aplicación práctica y la relevancia de trabajar políticamente en percepciones como herramienta para mejorar y salvar vidas.
Así, me convertí, por accidente, pasión y oportunidad, en un profesional especialista en el análisis político y la gestión de las percepciones, con particular interés en percepciones de riesgos y el rol de las percepciones públicas en la política de los procesos de políticas públicas.
En la actualidad, me interesa tanto la naturaleza política de la formación de las percepciones de riesgo, en términos de sus dinámicas de poder, procesos en los que interactúan factores sociales, políticos, culturales y psicológicos, como su relevancia política, es decir, su influencia en las respuestas colectivas (comportamientos, toma de decisiones, acciones colectivas, proceso de políticas) y sus consecuencias para la vida cotidiana de las personas, el funcionamiento y el bienestar de sus sociedades.
En esta sección comparto distintos materiales, desde videos, hasta presentaciones, que dan cuenta de la experiencia durante la pandemia, de diversas acciones que impulsamos y seguimos promoviendo a través de una combinación entre imaginación, pasión y conocimiento. Y que espero, inspire el desarrollo de formas creativas de analizar procesos de formación de percepciones y estrategias para su cambio o gestión, que contribuya a expandir la imaginación de intervenciones en pro de la seguridad, la salud y el bienestar.